Un lienzo que ilustra los cambiantes matices de las
emociones que se tiñen a cada segundo de diferentes colores... la intensidad de
la fuerza que con un poco de agua puede diluirse, sin importar el tiempo. Así
los cielos, de clima impredecible, a veces vestidos de arcoíris, a veces desnudamente
despejados, a veces de traje nublado y gris; así los espejos de los ojos, que
visitan las alturas con tan sólo ascender la vista y mirar arriba, que sueñan y
aterrizan súbitamente.
Los espejos de cielo están en el alma despierta, se siente
la tormenta en el estómago y en los ceños, pero la vigilia de los húmedos ojos
duerme sin descanso y desata la nostalgia que indefensa se presenta en cada
pincelada que libera la acuarela, como suspiro desesperado, como grito difuso,
como secreto no revelado, como duda y dolor pasivo, como algo que se siente sin
saberlo; así los espejos, así los recuerdos, así los cielos.
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